TERMINÓ CON GLORIA EL RESCATE DE LOS MINEROS
Están a salvo los 33
A las 21:55 salió el último de los trabajadores desde las entrañas de la mina San José. El jefe de turno del grupo, el último.
Chile siguió sorprendiendo ayer al mundo con un impecable operativo de salvataje de los mineros atrapados a casi 700 metros de profundidad en la mina San José ya que a un ritmo más veloz del esperado, de unos 30 minutos por rescatado, logró coronar con éxito el mayor rescate de la historia mundial desde las entrañas de la tierra.
Anoche a las 21:55, apenas 22 horas con 20 minutos después de comenzada la "Operación San Lorenzo", tocaba la superficie el jefe de escuadra de los mineros, Luis Urzúa, el último trabajador en abandonar el encierro de 70 días que tuvo en vilo a todo el planeta. En la superficie, los rescatistas gritan a viva voz el clásico cántico de "Vamos los chilenos, esta noche los vamos a sacar", mientras el ruido de la sirena inundaba todo el campamento.
En las plazas y las calles de Chile la gente se abrazaba, era tiempo de festejar, una inmejorable razón para empezar a dejar atrás la desazón que sumió al país tras el devastador terremoto del 27 de febrero de 2010.
Manos abiertas, dientes apretados y algunas lágrimas contenidas marcaban el principio del fin de una pesadilla que con trabajo, disciplina, entrega, de a poco se fue transformando en una hazaña que involucró a todo el pueblo y el Gobierno chileno.
El presidente Sebastián Piñera y su esposa, que permanecieron durante todo el operativo de rescate en el campamento "Esperanza" estuvieron al "pie del cañón", como dijo el propio mandatario hasta dar al bienvenida al último minero en ver la luz.
La salida del jefe de turno, con 31 años de experiencia minera pero con apenas dos meses en la mina San José, fue acompañada, antes y después con la espontánea entonación del Himno Nacional chileno. Cuando la cápsula que transportaba a Urzúa asomaba por el ducto de 622 metros de profundidad, decenas de globos en forma de corazón y con los colores de la bandera chilena comenzaban su viaje al cielo como símbolo de libertad de los mineros.
Urzúa llevaba colgada sobre sus hombros la bandera chilena que habían firmado todos los 33 mineros durante el encierro. El viudo de 54 años, padre, abuelo y bisabuelo, fue designado por las autoridades chilenas como el líder natural del grupo de mineros. Es amable, relajado y disciplinado.
Por esa razón fue el primero en hablar al mundo exterior desde las entrañas de la tierra, cuando se pudo saber el 22 de agosto que los 33 estaban con vida, y sería el último en abandonar la mina.
De esta manera consiguió un triste récord: ser el hombre que más tiempo sufrió el encierro. Para algunos de los 33, el 5 de agosto del 2010 era su primer día de trabajo, otros querían dejar para siempre el yacimiento, mientras que la mayoría seguía su jornada habitual como mineros de profesión cuando ocurrió lo insospechado: un desplome al interior de la mina que los dejó atrapados.
Sereno, aparentemente muy bien de salud, Urzúa se confundió en un abrazo con Piñera que, como consignó la prensa apostada en el desierto de Atacama, se tomó el trabajo de no repetir el mismo discurso de bienvenida a cada uno de los mineros.
"Tomó su turno, lo relevó de su responsabilidad. Ha sido todo un capitán porque los capitanes son los últimos en salir. Lo felicito por su coraje, por su entrega, le dijo Piñera a Urzúa sosteniéndole las manos. El mandatario chileno, por esas horas visiblemente cansado por las casi 24 horas de intenso trajín, aprovechó la salida del último minero para agradecer a sus ministros, a los rescatistas, a familiares y a todo los chilenos por la epopeya que puso al país trasandino como ejemplo mundial.
Urzúa no desentonó en elocuencia a la hora del frente a frente con Piñera. Agradeció al presidente su liderzgo y entrega para sacarlos con vida a todos, pero sin vueltas, le rogó que hiciera todo lo que estuviera de su parte para que nunca más otro minero tuviera que pasar por lo que pasó el grupo en la mina San José.
Ahora, nadie sabe a ciencia cierta cuál será el futuro de estos 33 gladiadores pero sus vidas seguirán unidas, aunque se separen, porque juntos escribieron unas de las páginas más gloriosas en la historia de Chile.
